SEÑOR:
AYÚDAME: A comprender a mis hijos, a escuchar pacientemente lo que tengan que
decir, a contestar con cariño todas sus preguntas.
HAZME: Tan amable con ellos, como quisiera que lo fueran conmigo. No me
permitas interrumpirlos, hablándoles de mal modo, si no enseñándoles con amor.
DAME VALOR: De confesar mis faltas para con mis hijos, no permitas que me burle de
sus errores, ni que los humille o avergüence delante de sus amigos o hermanos
como castigo.
NO PERMITAS: Que induzca a mis hijos a hacer cosas indebidas por seguir mi mal
ejemplo.
TE PIDO: Que me guíes todas las horas del día, para que pueda demostrarles, por
todo lo que diga y haga, que la honestidad es fuente de felicidad.
REDUCE: Te lo ruego el egoísmo que hay dentro de mí. Haz que cesen mis críticas
de las faltas ajenas, que cuando la ira trate de dominarme, me ayudes, a
contener mi lengua.
HAZ: Que tenga siempre a flor de labios una palabra de estímulo.
AYÚDAME: A tratar a mis hijos, conforme a sus edades, y no me permitas que de
los menores exija el criterio y normas de vida de los adultos.
NO PERMITAS: que les robe las oportunidades de actuar por sí mismos con
responsabilidad, de pensar, escoger y tomar tus decisiones de acurdo a su edad.
PROHÍBEME: Señor que los agreda físicamente o verbalmente, con el pretexto de corregirlos, por el contrario que siempre
tenga tiempo para ellos.
PERMÍTEME: El poder satisfacer sus deseos JUSTOS, pero dame valor siempre de
negarles un privilegio que sé que les causará daño.
HAZME TAN JUSTO, tan considerado y amigo de mis hijos, que me sigan por amor y no por
temor.
AYÚDAME: En fin, a ser un LÍDER para ellos y no un JEFE.
PAPA FRANCISCO. ROMA 16 de
octubre del 2013. Roma
¡FELIZ VERANO FAMILIAS!