martes, 15 de abril de 2014

UN PEQUEÑO DICTADOR


"Mis padres me han dado tanto poder
que ahora no sé qué hacer con él"

Si tu hijo se enfada, llora y patalea si no le das lo que quiere, si tiene malas maneras, desprecia la autoridad, si ha pasado de ser el rey de la casa a un dictador absoluto…………… ¡ponte firme ya!.

El psicólogo y pedagogo Javier Urra en su libro “El pequeño dictador” habla de la peculiar epidemia que afecta a muchos niños del siglo XXI: “son unos niños caprichosos, sin límites, que dan órdenes a los padres, organizan la vida familiar y chantajean a todo aquel que intenta frenarlos. Quieren ser constantemente el centro de atención; son desobedientes, desafiantes y no aceptan la frustración”. En su opinión la culpa es de una sociedad que educa a los niños en sus derechos, pero no en sus deberes”, donde ha calado de forma equívoca el lema “no poner límites y dejar hacer”; además el hecho de que  algunos padres no ejerzan su labor se debe a una falta de criterios educativos que intentan compensar la falta de tiempo y dedicación a los hijos permitiéndoles todo con tal de no discutir.

Según  Laura García Agustín la causa fundamental de que muchos niños hayan cogido el terreno  a sus progenitores está muy clara: “los padres han huido del viejo modelo autoritario y han pasado al otro extremo, siendo excesivamente permisivos y tolerantes, lo cual es un error fatal”.

Los principales síntomas son:
·  O se hace lo que ellos quieren o acaban por dificultar en extremo la convivencia.
·      Se les ha consentido todo y se creen con derecho a todo, de ahí que sean caprichosos en extremo. No  muestran reparo en molestar a los demás, pero no toleran que se les moleste a ellos.
·     Tienen  una  autoestima  exacerbada  y  un ego excesivo pero no por sus logros personales, sino como resultado de una sobreprotección excesiva ejercida por los padres.
·  Sólo piensan en sí mismos y en satisfacer sus necesidades, con una escasísima resistencia a la frustración y con una grave dificultad para demorar cualquier tipo de gratificación: lo que quieren lo quieren ya. Desconocen el valor de las cosas.
·     No conocen los límites ni la palabra no. Han aprendido a chantajear para conseguir lo que quieren; a amenazar sin ningún tipo de pudor, con tal de salirse con la suya.

Mª Jesús Álava Reyes especialista en temas de conducta infantil y juvenil comenta que estos niños no han nacido para hacer la vida imposible a sus padres y profesores, no persiguen el  fracaso y la desesperación de los que están a su lado, buscan su apoyo y su ayuda para salir adelante, para sentirse bien consigo mismos, para tener alguna opción de ser como los demás, eres tú, su padre/madre el que lo ha convertido en un mini tirano.

¿Qué puedes hacer?
·         Recupera las riendas.
·  Aplica las tres ces. Coherencia: unidad de criterios entre los padres. Consistencia: el sí es el sí y el no es el no. Continuidad: ser coherente y consistente de forma  permanente.
·         Muéstrate seguro. La insistencia de los niños es directamente proporcional a la mayor o menor seguridad con la que se muestren sus padres.
·         Ponle límites con buen rollo. La autoridad no está reñida con el cariño, y la firmeza no es sinónimo de gritos ni de faltas de respeto.
·         Restituye el papel del no.

                                                                                               Fuente: Revista Telva